1-2: Bale sale al rescate del Real Madrid

El Real Madrid se clasificó para la final del Mundial de Clubes tras batir por la mínima al Al Jazira (2-1) después de un partido realmente extraordinario, por extraño. Tuvo ocasiones para completar una goleada rotunda y al mismo tiempo exhibió una fragilidad asombrosa en defensa que le condenó a un suplicio ante un rival de chiste, el invitado del torneo, bien comandado en ataque por Romarinho.

De la tormenta de oportunidades pasó a un tormento. Al final, con su supervivencia comprometida y su imagen dañada, fue el siempre convaleciente Bale el que alivió al enfermo para consumar la remontada nada más salir en el minuto 81, cuando el fantasma de la prórroga se ataba con su cadena al campeón de Europa para condenarle a más sufrimiento, al fuego donde ya ardía. El gol sirvió para corregir el disparate, para salvar al inconsistente e irreconocible equipo de Zidane, que sólo ganó porque no le quedaba otra. El próximo sábado buscará revalidar el título Mundial ante el Gremio brasileño que no es el Al Jazira, precisamente.

Difícil relatar el primer tiempo. Nadie podrá contar nunca bien cómo pudo acabar 1-0 para el Al Jazira. Pero el fútbol encierra estos misterios profundos, se manifiesta así en ocasiones para confirmar su espíritu indescifrable. No hay nada escrito. El Madrid jugó para alcanzar tres o cuatro goles, tuvo el balón a granel, le faltarían dedos para contar sus ocasiones y dio varias veces en la madera, pero se fue al descanso por debajo en el marcador. La incredulidad se había apoderado de las caras de los jugadores de Zidane mientras se cambiaban las camisetas. Nadie se podía creer aquello.